Hace más de tres décadas, se desarrollaron para el país métodos de evaluación y control de los transmisores de la enfermedad de Chagas y en la actualidad se continúa su aplicación. Éstos se basaron en las características biológicas y de comportamiento de Rhodnius prolixus, el principal vector de esta enfermedad en Venezuela.

En efecto, para aquel momento, este chipo era el único presente en las viviendas, como consecuencia del traslado de sus huevos, ninfas y adultos a las casas, cuando se extraían hojas de palma de la naturaleza y se utilizaban como material de construcción de los techos de estas viviendas.

Como este insecto, en la naturaleza, vive en los árboles de palma, no le fue difícil sobrevivir, reproducirse y adaptarse a este tipo de viviendas, donde las condiciones de temperatura, humedad y disponibilidad de comidas sanguíneas les eran favorables.

Para ese entonces, una importante proporción de casas en el país estaba construida con techos de palma y paredes de bahareque, por lo que el número de viviendas infestadas con Rhodnius prolixus era elevado así como el número de pacientes chagásicos.

Esta situación permitió construir el marco conceptual de “Foco de Enfermedad de Chagas para Venezuela”, constituyéndose a partir de ese momento en el punto de referencia de todas las enseñanzas y disertaciones sobre la enfermedad de Chagas en el país, así como también de las investigaciones, metodologías de evaluación y acciones de control de las poblaciones domiciliarias de Rhodnius prolixus.

Gracias a dos programas iniciados en los años 60, el primero de ellos: la construcción extensiva de viviendas rurales y, en segundo lugar, a los programas de rociamiento con insecticidas, en la actualidad las viviendas de techo de palma y paredes de bahareque han ido disminuyendo y con ello las poblaciones domiciliarias de Rhodnius prolixus  se han reducido en muchas localidades del país. Sin embargo, hoy día en muchos lugares donde las casas de techo de palma y paredes de bahareque son poco frecuentes, como por ejemplo Cuyagua, al norte del estado Aragua, en Los Altos Mirandinos, Valle de Caracas y sus alrededores, y en Paracotos. Panstrongylus geniculatus es un chipo observado frecuentemente en el interior de las casas y en algunas de estas localidades ha sido responsabilizado de transmitir Trypanosomas cruzi (agente causal de la enfermedad de Chagas).

Efectivamente, Panstrongylus geniculatus puede introducirse en cualquier tipo de vivienda contemporánea independientemente del tipo y calidad de la construcción. Las evidencias de campo y laboratorio sobre su biología, niveles de infección con Trypanosomas cruzi así como su reflejo alimentación defecación resultan ser compatibles con los de especies domiciliarias transmisoras de la enfermedad de Chagas. En otras palabras, esta especie es capaz de introducirse en la vivienda humana, multiplicarse en ella y transmitir la mencionada parasitosis.

Lamentablemente, el concepto sobre foco de enfermedad de Chagas que se ha manejado hasta ahora en Venezuela, y donde se considera que el único vector es Rhodnius prolixus  asociado obligatoriamente a casas de bahareque con techo de palma, así como los esquemas metodológicos del pasado utilizados para la evaluación de este problema, se han constituido en dogmas que han obstaculizado en buena medida, la consideración del papel de otras especies de triatominos como transmisores de Trypanosomas cruzi, así como el desarrollo de metodologías que permitan evaluar la magnitud de la problemática generada por éstas en términos de la frecuencia con que estos insectos visitan las casas, número de casas donde se han instalado y reproducido, y el número de personas con Chagas causado por las mismas, este el caso de Panstrongylus geniculatus.

En otras palabras, en Venezuela usualmente cuando se realiza una inspección entomológica en búsqueda de chipos transmisores de la enfermedad de Chagas, se utilizan los métodos convencionales dirigidos a Rhodnius prolixus y al tipo de casas que él habita (techo de palma y paredes de bahareque). Por ello en la mayoría de los casos con solo mirar una vivienda contemporánea humilde o no, por supuesto, sin techo de palma y paredes de bahareque, erróneamente se concluye: “aquí no hay chipos y por ello tampoco sus habitantes sufren la enfermedad de Chagas”; en consecuencia no se realiza la correspondiente inspección entomológica y mucho menos un estudio parasitológico de Trypanosomas cruzi en sus habitantes.

Esta situación es perfectamente comprensible si consideramos que los únicos criterios de los que se disponen son los generados del concepto de “Foco de enfermedad de Chagas para Venezuela” desarrollado hace más de 30 años, el cual es perfectamente aplicable y válido para ciertas y particulares condiciones socioambientales, las cuales no son las mismas donde el triatomino Panstrongylus geniculatus habita.

Esta situación, sin duda, representa un desconocimiento total de la realidad, la cual en términos epidemiológicos podría ser de elevada gravedad en vista de que dentro de las actuales condiciones socioambientales y económicas presentes en muchas localidades del país, especialmente en las colindantes con áreas boscosas, independientemente del nivel socioeconómico de sus habitantes, se encuentran instalados e invadiendo el hábitat original de P. geniculatus, por lo que los contactos entre las personas y este triatomino son mucho más frecuentes de lo que se piensa, particularmente en aquellas comunidades constituidas por familias de escasos recursos y casas en condiciones precarias, donde a pesar de no poseer techos de palma y paredes de bahareque, Panstrongylus geniculatus vive sin limitaciones.

Efectivamente, actualmente disponemos de las evidencias sobre la domesticación de Panstrongylus geniculatus, es decir, se han encontrado dentro de viviendas de construcción contemporánea: huevos, ninfas o juveniles y adultos desarrollándose, reproduciéndose y alimentándose de sus habitantes.

Frente a esto podemos pensar que en Venezuela Panstrongylus geniculatus podría poseer mayor importancia como vector de la enfermedad de Chagas, contrariamente a lo que se ha postulado y que quizás el proceso de domiciliación este más avanzado en unos lugares respecto a otros, probablemente modulado por las particularidades de la dinámica socioambiental existente en cada uno de ellos.

Finalmente, el esclarecimiento del verdadero papel de Panstrongylus geniculatus como vector de la enfermedad de Chagas, al menos para la región norte de Venezuela, necesariamente debería conducir a redefinir el concepto de “Foco de enfermedad de Chagas para Venezuela”.

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Autores

Matías Reyes Lugo. PhD
rafael.reyes@ucv.ve | + Artículos

Sección Entomología Médica Instituto de Medicina Tropical, Universidad Central de Venezuela.