El alcohol etílico o etanol es una sustancia contenida en una gran variedad de bebidas, las cuales son ingeridas por una gran cantidad de personas de manera ocasional (agu­da) o crónica (alcoholismo). Sus efectos agudos sobre el sistema nervioso incluyen al inicio, una fase de estimula­ción, la cual, conforme aumenta la dosis se transforma en depresión. Los efectos crónicos sobre el organismo abar­can: deficiencias nutricionales, daño hepático y  mayor tendencia a sufrir hemorragias e infecciones1. Debido a la fácil adquisición y al gran número de personas que consumen bebidas alcohólicas, resulta importante la re­visión de las interacciones farmacológicas que se pueden presentar como consecuencia del consumo de alcohol junto con medicamentos.

 

Interacciones farmacológicas

Una interacción farmacológica es una modificación so­bre el efecto de un fármaco causado por la administración simultánea de otro fármaco o fármacos, plantas medici­nales, alimentos o bebidas; ocasionando una variación en el efecto terapéutico, o la aparición de un efecto diferente al deseado2.
Dependiendo de su mecanismo de aparición, las interac­ciones farmacológicas se clasifican en interacciones far­macocinéticas e interacciones farmacodinámicas3.


Las interacciones farmacocinéticas se caracterizan por una alteración en el transporte del fármaco a través del cuerpo, afectando los procesos de absorción, distri­bución, metabolismo o excreción. En este tipo de inte­racciones se observan fenómenos como: cambios en la cantidad de fármaco disponible para realizar el efecto, inhibición o inducción del metabolismo y, aceleración o retraso en la eliminación3.


Por otro lado, las interacciones farmacodinámicas afectan el mecanismo de acción del fármaco, ya que se modifica la unión fármaco-receptor o la activación de procesos moleculares derivados de esa unión. Este tipo de interacciones desencadena fenómenos como: sinergismo, en el que la presencia del fármaco desencadenante ocasiona que el efecto de ambos fármacos se potencialice; antagonismo, en el que el fármaco desencadenante bloquea el efecto del primer fármaco; y la reacciones de potenciación, en la que solo el efecto de uno de los dos fármacos aumenta4.

 

Interacciones de los fármacos con el etanol

Las interacciones de los fármacos con el etanol pueden ser de tipo farmacocinéticas (en las cuales hay una inhi­bición o inducción enzimática) o farmacodinámicas (en las que se presenta un efecto aditivo entre el alcohol y los medicamentos). En muchos casos el efecto observado es una combinación de ambos tipos de interacciones. En la Tabla 1 se muestran las principales interacciones entre el etanol y fármacos.

Efecto del etanol sobre los fármacos

Las principales interacciones farmacocinéticas causadas por la ingesta de etanol con medicamentos5 son:

  • Del metabolismo de los fármacos, cuando el alcohol es ingerido de forma aguda (ocasional).
  • Inducción del metabolismo de los fármacos en con­sumidores crónicos. En este caso se hace mención de la interacción con paracetamol y el ácido acetil­salicílico, la cual puede causar un aumento en la he­patotoxicidad debido al aumento de metabolitos del fármaco con el primero, y aumento de los efectos irritantes de la mucosa gástrica con el segundo.

Las interacciones farmacodinámicas entre el etanol y los medicamentos son el tipo de interacción más frecuente, y por lo tanto, las que requieren mayor atención, se dan por el consumo concomitante de etanol con medicamen­tos. Es importante destacar que la mayoría de estas inte­racciones se dan entre el etanol y fármacos que afectan el sistema nervioso central, como los antidepresivos, las benzodiacepinas y los barbitúricos, por lo que son de suma importancia debido a que pueden ser causa de acci­dentes automovilísticos, laborales, etc.

 

Efecto de los fármacos sobre el etanol

Normalmente el etanol ingresa al cuerpo por la vía oral, es absorbido en el intestino y de ahí pasa al torrente san­guíneo donde se distribuye por el cuerpo. El metabolismo del etanol (figura 1)  es llevado a cabo principalmente por la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH), la cual, oxida el etanol y lo convierte en acetaldehído. El acetaldehído, que es un compuesto tóxico y responsable de los efectos adversos de ingestión excesiva de etanol, también sufre un proceso oxidativo catalizado por la enzima aldehído deshidrogenasa (ALDH), produciendo ácido acético14.

 

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Figura 1. Metabolismo del etanol.
 

El disulfiram es un fármaco utilizado para tratar el alco­holismo, el cual, inhibe la ALDH afectando el metabolismo del etanol. Esta inhibición, origina un aumento en la con­centración plasmática de acetaldehído, ocasionando sínto­mas como cefalea, enrojecimiento facial, vértigo, náuseas, visión turbia, temblor y disnea. La aparición de estos efec­tos causa que el paciente alcohólico deje de ingerir el eta­nol. A esta reacción se le conoce como efecto disulfiram15.


Otros fármacos que pueden desencadenar este mismo efecto, por lo que requieren especial atención son: anti­parasitarios del tipo nitroimidazol, como el metronida­zol16; fármacos que se utilizan en padecimientos cardia­cos como la nitroglicerina17 y el dinitrato de isosorbida18; hipoglucemiantes como la clorpropamida y la tolbutami­da19; y con antibióticos del tipo cefalosporina (ceftriazo­na, cefoperazona cefaradina)20.

 

Es importante que los profesionales de la salud y los pa­cientes conozcan los principales fármacos que interac­cionan con el etanol, así como sus efectos, ya que pueden desencadenar reacciones fisiológicas que pueden poner en riesgo la salud y en casos más graves, la vida del pa­ciente, debido al desconocimiento de las interacciones que este compuesto puede tener con diversos fármacos.

Referencias

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Autores

Juan Saulo González-González
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Oscar Zúñiga-Lemus
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