Biotecnología y sociedad
El avance de la ciencia y la tecnología se produce constantemente y sin embargo pasa inadvertido para la mayoría de los sectores de la sociedad que ignora las posibles ventajas y desventajas que implica. A diario nos enfrentamos a noticias sobre nanotecnología, bioinformática, telecomunicaciones y biotecnología, entre otras, presentadas muy frecuentemente de manera sensacionalista y subjetiva, lo cual crea opiniones sesgadas en los sectores sociales que consumen dicha información.
El caso de la biotecnología es, quizás, el más extremo ya que parece que las personas se adaptan rápido a los avances de la tecnología en telecomunicaciones o electrónica y es cotidiano el uso de teléfonos celulares o DVD, por ejemplo, mientras que cuando abordamos el tema de los organismos vivos, la cosa resulta más difícil. Es muy probable que esto se deba, en cierta medida, a los títulos con los que se presentan estos avances, tales como “Jugar a ser Dios”, “Alimentos Frankestein”, por un lado y por el otro, al fanatismo tanto de opositores como defensores de la tecnología.
Lo cierto es que muchos beneficios reales, así como también peligros potenciales son dejados en segundo plano por luchas ideológicas más que científico-técnicas, las cuales no le interesan a la sociedad que tiene derecho a estar informada para poder tomar decisiones basadas en el razonamiento.
Biotecnología moderna y percepción social
La Biotecnología Moderna es una tecnología compleja que abarca distintas ciencias y provee herramientas para solucionar algunos problemas de larga data con los cuales otras tecnologías no tuvieron éxito, tales como los estudios de genómica y proteómica orientados al diagnóstico y tratamiento de enfermedades, el desarrollo de fármacos más específicos, el mejoramiento de la calidad nutricional de los alimentos, entre otros.
La Percepción Pública o Percepción Social, entendida como el proceso de comunicación social y al impacto de éste sobre la formación de conocimientos, actitudes y expectativas de los miembros de la sociedad sobre la utilidad, los beneficios y los riesgos de la aplicación de nuevas tecnologías (Vaccarezza y col., 2002), cumple un importante papel respecto en la aceptación del producto o servicio que se ha desarrollado o se quiere desarrollar aplicando técnicas biotecnológicas.
En este caso particular, a diferencia de otros desarrollos tecnológicos, los avances de los estudios científicos y los productos obtenidos se han dado en diferentes áreas y de manera muy rápida, por lo cual la sociedad, fundamentalmente la de los países en desarrollo, se ha formado una percepción tenue y confusa, influida en muchos casos por opiniones polarizadas respecto al tema.
El potencial que tiene la Biotecnología Moderna para mejorar la calidad de vida, así como también los posibles riesgos implicados deben ser explicados a la sociedad de manera clara evitando el uso de un lenguaje excesivamente técnico, proceso en el cual los científicos deben involucrarse activamente en colaboración con los divulgadores, medios de comunicación, científicos sociales y otros actores relacionados con el tema. La educación, desde las primeras etapas, motivará a la población a interesarse más en el tema y a buscar información contrastada que le permita generar sus propias opiniones respecto a los riesgos y beneficios de un desarrollo biotecnológico particular.
¿Qué pasa en venezuela?
En países donde ya existe una trayectoria en estudios de percepción pública de la Biotecnología se nota claramente la carencia informativa del público y los limitados conocimientos que posee con respecto a la Biotecnología y sus aplicaciones (Moreno y col., 1992).
En nuestro país sólo se disponen de datos preliminares con respecto a la percepción social de la Ciencia y la Tecnología en general, en un libro de reciente edición por parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología (Cruces y Vessuri, 2005) y de la Biotecnología en particular, con algunos trabajos científicos realizados por la Universidad Central de Venezuela, la Fundación IDEA y la Universidad Bicentenaria de Aragua.
Un estudio realizado por Malacarne y Michelangeli en el año 2003, aplicando un cuestionario telefónico cerrado a ciudadanos mayores de 15 años de todo el país, arrojó como resultados principales la falta de interés y el desconocimiento del público respecto al tema, ya que sólo el 60% de los consultados accedió a responder luego de conocer los objetivos de la encuesta, de ellos el 37% núnca había oído hablar o leído sobre Biotecnología.
Entre los consultados que presentaban algún conocimiento, los términos Biotecnología Moderna, Ingeniería Genética y Organismos Modificados Genéticamente eran más familiares que alimentos transgénicos o animales transgénicos, pero uno de cada dos encuestados no supo responder respecto a algún uso de estas tecnologías.
Existe ambigüedad entre las personas que reconocieron alguna aplicación porque el 29% sostiene que puede servir para la conservación del ambiente y la diversidad biológica, el 27% para la prevención de enfermedades, mientras que el 24% reconoce que puede aplicarse para la fabricación de armas biológicas. Las autoras encontraron que la mayoría de la información referente a la Biotecnología Moderna disponible para la formación de opinión de los encuestados provenía de programas de televisión sin fundamento científico (principalmente la telenovela brasileña “El Clon”) o de películas como “Sexto Día” o “Gattaca”.
Otro trabajo más reciente realizado por Malacarne (2005), en el marco del Proyecto UNEP-GEF para el desarrollo de un Sistema Nacional de Bioseguridad de la Biotecnología Moderna en Venezuela, donde se consultaron 835 consumidores de la ciudad de Caracas; 495 pertenecientes al estrato social alto y 340 al popular, dio como resultado que los medios de comunicación más utilizados para informarse en general y de los avances en ciencia y tecnología son la televisión (estrato alto) y la radio (estrato popular) y se evidencia una importancia creciente de la Internet entre el público más joven, fundamentalmente los estudiantes.
Menos de la mitad de los entrevistados conoce o ha oído hablar de Organismos Modificados Genéticamente (OMG), acentuándose ese desconocimiento en la clase popular. Entre las personas que tenían algunos conocimientos acerca de la Biotecnología Moderna, se mostró mayor confianza en cuanto a sus aplicaciones en los campos de la agricultura y la salud y dijeron que los científicos de universidades y los médicos eran las personas más idóneas para divulgar este tipo de avances. Existen temores con respecto al consumo de alimentos derivados de OMG, y se demanda mayor información acerca de ellos y su desarrollo.
Otros trabajos realizados en el país; uno entre la población estudiantil de la Universidad Bicentenaria de Aragua (Lugo y Dacosta, 2003) y otro entre los profesores de las Facultades de Agronomía, Veterinaria y Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela y la Universidad del Zulia (Díaz, 2004), reflejan más o menos los mismos resultados: desinterés, desconocimiento y reclama de más información.
El análisis de estos resultados ha llevado a un grupo interdisciplinario integrado por varias instituciones públicas y privadas a diseñar, en el marco del Proyecto de Biotecnología para garantizar la seguridad alimentaria, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit) una estrategia para el estudio de la percepción pública de la Biotecnología Moderna en Venezuela y emprender campañas de educación y divulgación para generar opiniones informadas con respecto al uso de estas nuevas tecnologías y lograr la participación activa de todos los actores en la propuesta de políticas públicas de ciencia y tecnología.
Biotecnología, medios de comunicación y estrategias de divulgación
Los medios de comunicación social audiovisuales, orales o escritos son agentes importantes en la formación de opinión pública en diferentes temas, entre los cuales está la Biotecnología Moderna y el resto de la ciencia y la tecnología. Claro está que entre los medios venezolanos estos temas no son de aparición constante y parecen invisibles si se los compara con los de política, deportes o farándula, los cuales tienen una sección fija en los periódicos y en los noticieros de televisión. Sólo se incluyen en la crónica cuando se trata de algún descubrimiento importante o se genera alguna polémica en torno a algún desarrollo científico o tecnológico.
Si pretendemos una sociedad comprometida con las políticas públicas de ciencia y tecnología, que opine y participe activamente en la demanda de investigaciones que resuelvan problemas importantes de salud y alimentación y que ayuden a mejorar su calidad de vida, necesitamos generar estrategias de divulgación para acercar los descubrimientos y avances generados en los institutos de investigación al público. Esta no es una tarea sencilla, porque en ella deben participar e interactuar profesionales con formaciones muy diferentes; algunos en el área de comunicación, otros en el área científica, pero todos creando un código común que permita de manera clara y sencilla el entendimiento de los temas científicos por parte del público.
Para Osseweijer (2004), el éxito de la divulgación en ciencia y tecnología radica en la multidisciplinariedad (científicos, gobierno, empresas privadas, organizaciones no gubernamentales, entre otros), incluyendo el incentivo a los científicos por participar en actividades divulgativas y formación de los mismos en tópicos de comunicación, los cuales le servirán posteriormente para hacer más eficaz su relación con los medios y el público. También reconoce que existen oportunidades que no son aprovechadas suficientemente en la televisión e Internet para fomentar e incrementar el diálogo sobre biotecnología.
Teniendo en cuenta todo lo mencionado hasta aquí, la Fundación IDEA y el Centro de Investigaciones en Biotecnología Agrícola (CIBA), perteneciente a la Facultad de Agronomía de la UCV, han emprendido en el marco del subproyecto “Percepción pública, educación y divulgación de la Biotecnología Moderna” financiado por BID-Fonacit II, una campaña divulgativa sobre Biotecnología orientada al público en general y a estudiantes de bachillerato.
En el primer caso se han diseñado cinco folletos incluidos en la colección “Para Leer en el Metro” con los títulos Hablemos de Biotecnología, Biotecnología y Salud, Biotecnología y Agricultura, Biotecnología y ambiente y Biotecnología e Industria, los cuales están en circulación generando un interés sorprendente, medido a través de las consultas telefónicas y correos electrónicos recibidos demandando distinto tipo de información por parte de los lectores.
En el segundo caso, se editó un mini libro titulado Biotecnología, donde se explica brevemente el desarrollo de esta tecnología a lo largo de la historia, haciendo énfasis en sus aplicaciones modernas, posibles riesgos y se brindan algunos conceptos básicos de bioseguridad.
Este material, de distribución gratuita en las escuelas de educación media de la región central del país y de algunas del estado Mérida y Lara, ha tenido una enorme acogida entre los estudiantes y docentes de la tercera etapa fundamentalmente.
Biotecnología moderna y educación
La inclusión de temas relacionados con la Biotecnología, Clásica y Moderna, desde las etapas básicas de educación permitirá, sin dudas, formar opiniones fundamentadas, ya que desde la escuela la información se multiplica a los hogares, además de estimular las vocaciones tempranas por las profesiones científicas.
En Venezuela, la mayoría de estos temas no están incluidos en los programas de estudio y tampoco se cuenta con docentes formados y/o actualizados para desarrollarlos en clase o para inducir un debate razonado con los estudiantes, que por otro lado, tienen inquietudes referentes al área por informaciones recibidas a través de Internet o de otros medios de comunicación (cine, TV, etc).
Los financiamientos destinados a la educación en Biotecnología son escasos, sin continuidad en el tiempo y con poco reconocimiento a los profesionales que se dedican a la divulgación científica.
Desde el año 2003, la Fundación IDEA ha venido desarrollando actividades destinadas a la formación y actualización de docentes en el área de Biología con la edición y distribución en las escuelas del libro ¡Qué Buena IDEA!, Biotecnología para los más Jóvenes (Malacarne, 2004), el cual está destinado a docentes y estudiantes de la tercera etapa de educación básica y tiene actividades que se pueden desarrollar en el salón de clases o en un laboratorio sencillo.
En el año 2005 y gracias al apoyo del Proyecto Biotecnología BID-Fonacit II, se han sumado a este esfuerzo instituciones como la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) del estado Lara con su Departamento de Educación Técnica, algunos Fundacites (organismos adscritos al MCT) y numerosas escuelas de los estado Aragua, Lara, Yaracuy y Cojedes.
Se han desarrollado cursos para docentes, con la finalidad de dar a conocer el libro anteriormente mencionado, como así también de seis videos cortos (dos minutos cada uno) referentes a distintas áreas de desarrollo de la Biotecnología, para estimular la actitud crítica y el debate entre los estudiantes.
Uno de los objetivos de esta actividad es facilitar material didáctico con fundamento científico que se pueda incluir en algunas actividades planificadas por los docentes. Hasta el momento, se han capacitado 400 docentes de cuatro estados venezolanos y se continúa la labor, con la intención de llegar a todas las escuelas del país que soliciten los cursos.