La sintomatología del cuadro vertiginoso es muy molesta y extraordinariamente desagradable y aunque no es grave, puede llegar a ser muy incapacitante. Las personas afectadas refieren sensaciones múltiples: con frecuencia la sensación fundamental es de giro o de rotación, y se acompaña invariablemente del llamado nistagmo, que se define como un movimiento involuntario e incontrolable de los ojos que puede ser horizontal, vertical, rotatorio, oblicuo o una combinación de estos. El cuadro suele también presentarse con síntomas vegetativos como náuseas, vómitos, taquicardia, sudoración profusa, aumento del ritmo respiratorio e hipotensión.
Pueden producirse, además, síntomas auditivos como sensación de pitido en el oído o sordera.
El desequilibrio es constante y el paciente suele caer hacia el lado donde presenta la lesión.
Generalmente el vértigo no se presenta como único síntoma, sino que está incluido dentro del llamado síndrome vertiginoso el cual incluye además un grupo de síntomas y signos tales como nistagmo, trastornos auditivos, ataxia y síntomas neurovegetativos (palidez, sudoración, náuseas y vómitos)