El acné es una de las enfermedades más comunes de la piel, la más frecuente en un periodo tan importante como es la adolescencia, y que a veces produce problemas psicológicos en quienes lo padecen.
Se trata de una afección de los folículos pilosebáceos donde existe una alteración de las glándulas sebáceas y de la queratinización folicular. La lesión elemental es el comedón “espinilla”, donde existe una hiperqueratinización folicular que está determinada por varios factores como son: hormonales, bacterianos (Propionibacterium acnés), bioquímicos, inmunológicos y hereditarios.
La primera señal es el comedón, luego sucede un aumento de la grasa y al final las bacterias imponen la inflamación. El acné tiene muchas formas de presentación, incluso puede hacerlo en diferentes etapas de la vida; con pocas o muchas lesiones y de diferentes características. Pueden ser:
- Comedones.
- Pápulas.
- Pústulas.
- Nódulos.
- Quistes y cicatrices.
- Combinación de ellas.
Se han hecho muchas clasificaciones del acné, unas basadas en el tipo de lesiones (ej. Acné comedónico), pero desde 1990 es aceptada de manera universal, la clasificación de Acné no inflamatorio e inflamatorio.
El no inflamatorio generalmente no es severo y son comedones o pápulas.
El inflamatorio son pápulas, pústulas, quistes y combinación de ellos. En el recién nacido pueden aparecer lesiones de acné, generalmente comedones, que se supone son producto de la presencia de hormonas transmitidas por la madre. En personas después de la segunda década debe pensarse en acné por cosméticos, ingestión de medicamentos, principalmente esteroides y complejos vitamínicos y en las mujeres es necesario descartar hiperandrogenismo.