Dolor musculoesquelético crónico y depresión
Asma y rinitis alérgica

En Mesoamérica, en casi todas las regiones, las serpientes se encuentran muy relacionadas con la vida del hombre, al grado que han quedado plasmados en la historia diversos ejemplos, como lo muestra el conjunto ceremonial de Teotihuacán, México, donde el dios Quetzalcóatl es representado por una serpiente emplumada.

En México, a causa de la amplia gama de climas y zonas existentes, así como vastos desiertos y selvas, se localizan gran cantidad de reptiles. En esta biodiversidad se encuentran dos familias de serpientes venenosas: la Elapidae, a la que pertenecen los coralillos y serpientes marinas, y la Viperidae, a la que pertenecen los géneros Crotulus, Bothrops y Agkistrodom.

La Viperidae, que puede alcanzar más de 150 cm de longitud, se caracteriza por un gran apéndice córneo en la porción cefálica y en el extremo de la cola posee un “cascabel”, correspondiente a una serie de más de 10 segmentos córneos huecos engarzados entre sí, que producen un sonido característico cuando el reptil lo agita al estar excitado. Cada uno de estos segmentos corresponde a una muda y adquieren 2 o 3  segmentos por año. Son ofidios carnívoros que se alimentan principalmente de animales pequeños como roedores, aves y otros reptiles. Son ovovivíparos y dan un promedio de 30 crías. Viven entre 10 a 12 años.
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Crotalus basiliscus
(Denominadas  también serpientes de cascabel)

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Esta serpiente es muy agresiva, sin embargo, en México, los casos de ofidismo por esta especie han estado disminuyendo, lo que coincide con su progresiva desaparición del planeta a causa de la destrucción de su hábitat y el uso de su piel. Habita sobre todo en zonas tropicales y desérticas, a todo lo largo de la costa del pacífico.

Conocida también como Nauyacas, Barba Amarilla, Terciopelo, Rabo de Hueso, Tepocho Palanca, Mano de Metate, Cuatro Narices.
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Agkistrodom

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Vive en planicies y montañas de vegetación espesa de las zonas tropicales húmedas, en sitios sombríos bajo las piedras, los troncos caídos, al pie de los arbustos, etc., donde pasa el día enroscada y dormitando, para salir en la noche a buscar sus presas, momento en el cual es muy peligrosa.
Habita en Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Chiapas y se extiende por Centro y Sudamérica.

Dentro del continente americano, la República Mexicana posee el primer lugar en presencia de serpientes venenosas, entre las que predominan aproximadamente en un 25%  los coralillos verdaderos, distribuidos en diversas zonas geográficas, especialmente en el estado de Veracruz, (costa del Golfo de México) y en otros estados de la República Mexicana como Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Chiapas, Campeche y Yucatán.

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Serpiente coralillo  y Falsa coralillo Micrurus y Micruroides (comúnmente conocidas como corales y coralillos respectivamente).

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Las especies falsas de coralillos no venenosos se distribuyen en casi toda la República Mexicana. Por el mimetismo entre los dos generos, es importante remarcar sus diferencias, no solo por el peligro de confundirlos al encontrarse con ellos sino además, para definir adecuadamente las zonas de su distribución geográfica. Es importante señalar que la coloración de los coralillos verdaderos y los falsos, puede variar dependiendo de la edad y el tamaño, lo que dificulta su identificación en cuanto a venenosos y no venenosos, y también desde el punto de vista taxonómico.

El veneno de las serpientes, generalmente tiene dos tipos de componentes: uno hemolítico que ataca al tejido interior de los vasos sanguíneos y desintegra los corpúsculos sanguíneos, y otro neurotóxico que ataca al sistema nervioso, especialmente a los nervios relacionados con la respiración.

El veneno tiene dos efectos: Uno hemorrágico y otro neurotóxico. El primero se debe a la interferencia con la coagulación y el segundo paraliza a la víctima. Todas las víboras tienen ambos componentes, aunque las proporciones varían; en el caso de los cascabeles el veneno predominante es hemorrágico, mientras que el del coralillo es casi totalmente neurotóxico.

El veneno que inocula una mordedura de serpiente constituye un problema de salud pública real y es de capital importancia en el mundo, ya que se calcula que cada año mueren alrededor de 50.000 personas y otras 22.000 sufren secuelas permanentes, como amputaciones y pérdida de sus funciones corporales.

En la República Mexicana, hasta el año de 2002 se tenían registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social, alrededor de 30.000 casos de accidentes provocados por ofidios. Los estados mayormente afectados son Veracruz, Oaxaca, San Luis Potosí, Hidalgo y Puebla.

Los cuadros clínicos provocados por serpientes venenosas y su gravedad son muy variables, desde prácticamente asintomáticos hasta los que presentan una gran variedad de alteraciones, sin embargo siempre es evidente la huella de los colmillos al momento de la mordedura.

Cabe hacer notar que la gravedad del cuadro clínico depende de varios factores, tales como:

  • Género y especie del ofidio.
  • Talla y edad del ofidio.
  • Naturaleza, localización, profundidad y número de mordidas.
  • Cantidad del veneno inoculado.
  • Talla, edad y estado de la salud de la víctima.
  • Sensibilidad de la víctima al veneno.
  • Contaminación microbiana, dada por la población bacteriana residente en las fauces de la víbora.
  • Rapidez y efectividad en el tratamiento de urgencia y hospitalario.

En nuestro grupo de trabajo, el criterio de gravedad con el que se cuantifican los  datos clínicos provocados por una mordedura de serpiente, son considerados en cinco grados:

  • Grado 0: Solamente existen huellas de los colmillos, sin envenenamiento ni síntomas o signos locales o sistémicos.
  • Grado I: Heridas de colmillos presentes, envenenamiento ligero, dolor intenso y edema alrededor de las huellas de los colmillos.
  • Grado II: Huellas de los colmillos presentes, envenenamiento moderado, dolor severo y edema de 15 a 20 cm. El paciente presenta además náusea, vómito y diplopia.
  • Grado III: El envenenamiento es severo, dolor intenso con edema importante alrededor de la lesión, acompañado de petequias y sangrado, así como anormalidades en los estudios de laboratorio.
  • Grado IV: Signos marcados de envenenamiento múltiple, así como toda una gama de alteraciones clínicas con franca anormalidad de estudios de laboratorio.

Tratamiento de Urgencia

Inicialmente debemos estar seguros de que el paciente fue efectivamente mordido por una serpiente, dado que la gente se asusta fácilmente al ver estos reptiles, por lo que hay que buscar de inmediato huellas de la mordedura; en caso positivo se encontrarán edema y dolor alrededor de las marcas de los colmillos.

En tal caso, colocar al enfermo en posición cómoda y quitarle todo aquello que impida una adecuada circulación; limpiar con agua y jabón la herida y colocar vendaje, como si se tratase de una fractura, dejando solo al descubierto la zona de la herida.
Si se tiene en ese momento, aplicar sobre la herida un succionador de Sowyer y trasladar al paciente lo más rápido posible a un centro hospitalario.

Debemos tener en siempre en cuenta:

  1. No realizar incisiones en la piel.
  2. No proporcionar alimentos o bebidas, en especial bebidas fermentadas o alcohólicas.
  3. No administrar ningún tipo de medicamentos en particular tranquilizantes.

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Tratamiento Hospitalario
(Protocolo: Intoxicación por veneno de serpiente:
Dr. Luna Bauza M.E)

En la República Mexicana se tiene la fortuna de contar con un faboterápico polivalente antiviperino indicado para el tratamiento de envenenamiento por mordedura de Crótalus, Bothrops y Agkistrodom elaborado por el Instituto Bioclón y distribuido por los laboratorios Silanes.

Los componentes activos de este faboterápico (Antivipmyn) son los fragmentos F(ab) y Fab de la inmunoglobulina G (IgG) y no contiene albúmina.

La IgG está formada por dos regiones: la fracción Fc, responsable de las reacciones de hipersensibilidad tipo I (anafilaxia) y las reacciones tipo III (enfermedad del suero) y las fracciones Fab (fragmento de unión al antígeno).

Los fragmentos Fab (2 por cada IgG)  tienen la capacidad de reconocer los determinantes antigénicos y en este caso las toxinas, para neutralizar su actividad. Los fragmentos de unión al antígeno sin la fracción Fc, son denominados fragmentos Fab. Estos son obtenidos mediante acción enzimática bajo condiciones de pH ácido, obteniéndose así los fragmentos F(ab).

En este faboterápico (Antivipmyn), al suprimir la fracción Fc, se elimina la presencia de las reacciones de hipersensibilidad tipo I y III. El fragmento F(ab)₂ , posee un peso molecular menor que el de la IgG completa, por lo que se distribuye mejor en el espacio tanto vascular como extravascular, lo que permite,  que el fragmento F(ab)₂ neutralice eficazmente varios componentes de los venenos.
Su máxima concentración se obtiene de 1 a 6 horas, dependiendo si es en tejidos superficiales o profundos; este fragmento conserva la especificidad de la IgG nativa, no activa al complemento, carece de transferencia placentaria, de unión a receptores a células mononucleares, neutrófilos, linfocitos T y B ni tampoco induce la generación de anti-IgG y anti-IgE.

Referencias

  • Alagón A.  “Anticuerpos seguros y eficaces: La revolución de los nuevos antivenenos”. Suplemento: “Del DNA a la genómica: La revolución biológica contemporánea”. Universidad de México. Revista de la Universidad Nacional Autónoma  de México. N° 617. Noviembre 2002
  • De la Torre L. M.A., Aguirre L.G., López L.M.A.: Coralillos verdaderos y coralillos falsos de Veracruz, México. Acta Zoológica Mexicana (n.s.) 22(3):11-22 (2006)
  • Marahoto Martínez JA, Alagón Cano A: Nuevos conceptos en el tratamiento de intoxicación por animales ponzoñosos, en: Faboterapia, Laboratorios Silanes e Instituto Bioclón, 2001
  • Sánchez-Vega J.T., Tay Z.J.: Serpientes y saurios, en “Fundamentos de Microbiología y Parasitología Médicas. Méndez Editores, 2da Edición 2011. p 635-643
  • Tay J. , Diaz G., Sánchez-Vega J.T., Ruiz S.D. y Castillo L.: Serpientes  y Reptiles de importancia médica. Rev. Fac. Med. 45(5):212-219; 2002.
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Autores

Dr. José T. Sánchez Vega
Jefe Laboratorio de Parasitología en Universidad Nacional Autónoma de México | 55 5623 2380 | pptrini@hotmail.com | + Artículos

Jefe Laboratorio de Parasitología
Ala de investigación 1er. Piso
Departamento de Microbiología y Parasitología
Facultad de Medicina
Universidad Nacional Autónoma de México